Ahora ya sé cuando algo está acabado, sé cuando parar, sé cuándo no hay
que seguir tirando de la cuerda… porque ya no hay nada más que sacar.
Sólo los que se aferran a la idea de que haya algo más allá de lo
encontrado, sufren. No le pidas a una persona más de lo que tiene para
ofrecerte. No puede ser: el amor se apaga, el amigo se aleja, la suerte
se pierde a la vuelta de la esquina… No la persigas, déjala ir. Si tiene
que volver, volverá por otro camino. Es sencillo, lo único que tienes
que hacer es seguir caminando hacia delante, puedes pararte a echar un
vistazo al pasado para recordar alguna enseñanza olvidada, pero no te lo
quedes mirando. La gente irá y vendrá, mira que no hay personas en el
mundo… Hay gente que tan solo entra en tu vida de repente para darte una
lección y acto seguido sale de ella, desaparece casi sin dejar rastro…
tómate esa lección muy enserio. Imagínate que mañana fuera tu último
día, imagínate que mañana ya fuera demasiado tarde… ¿Perdonarías a tus
enemigos? ¿Dirías lo que nunca te atreviste a mencionar? ¿Por qué no
puede ser ahora el momento adecuado? Y da igual cuán perfecto sea él, no
pares a mirar en sus virtudes, sus defectos, los sentimientos que
encendía en tu interior… si no te quiere, si el sentimiento se apaga, si
todo se acaba de repente un día tan sólo debes pensar que si eso ha
pasado, es que no es para ti. Déjalo ir… es mejor… dejarlo ir. ¿Pero y
si dejando ir algo que quieres pierdes la oportunidad de volver a
traerlo a tu lado? ¿Qué pasa si no se trata de ser fuerte y formar tu
propio camino sino de perseguir el camino que llevas soñando tanto
tiempo? Improvisemos los pocos minutos que nos quedan en este lugar ¿No
es maravillosa esa sensación de saber que puedes cambiar toda la
historia con tan sólo un gesto, una palabra… una mirada? Sin embargo yo
ahora prefiero perderme entre las copas y las risas de un bar… para
olvidarte. Dejemos el resto de la historia en manos del azar.