Otra madrugada más, se despierta entre la salada humedad creada por sus lágrimas. El nudo que nació en su garganta no deja de aumentar al alimentarse sus miedos, sus pesadillas. Y cada vez es más grande, ya es incontrolable, el miedo la domina, la consume poco a poco. En su reflejo solo puede ver ese rostro que ella tanto detesta. El rostro que ahora los demás no reconocen. Ella en el espejo solo ve un monstruo. Un monstruo pálido de oscuras ojeras mezcladas con el rímel que sus lágrimas le robaron. Y otra madrugada más, la misma pregunta: ''¿Porque tengo que ser asi? Yo no quiero ser asi.'' Y entonces, la impotencia se apoderó de sus actos. El monstruo del reflejo se le presentó, riendose de ella. Mostradola la verdad tan odiada. Pero ella no aguantaba más burlas. Rompió el espejo. Sacudió sus debiles puños, dirigiendolos al cristal. Golpeo al monstruo en pleno corazón. Y lo rompió. Los pedacitos de cristal cayeron al suelo, uno por uno, como cada ilusión rota. Pedacitos mezclados con su sangre, aunque eso no pareciera importarla. Ahora el monstruo no volvería a asustarla por las noches. Sonrío, amargamente, satisfecha. Agachó la mirada hacia esos trocitos de monstruo mezclados con su sangre y suspiro: '' ¿Y ahora? ¿Quién se supone que soy ahora?''
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